Vuelve a verse la escena de una chica enfrente de una piedra. Los espectadores , sin sorprenderse, vuelven a ver como la chica tropieza con la piedra, una y otra vez. Si, esa chica soy yo. Hoy tengo que dar gracias a la vida por ponerme de nuevo la jodida piedra. Tengo que dar gracias por haberme vuelto a humillar, y claro, tengo que dar las gracias por el invierno que se acuna una vez más en mi corazón. Te voy a dar una advertencia vida: como me tropiece mucho terminaré por evitar el amor, por volverme insensible, por ser como he sido durante los inviernos. Pensé que las cosas cambiarían, idiota. Pensé que quizá algún día después de apostar por el mismo número me tocaría por fin la lotería, ilusa. Creía que cambiaría, creía que lo lograría, ya no sé en lo que pensaba. Tengo memoria a corto plazo, y me olvido de las cosas que me hacen daño, supongo que ese es el problema. Me olvido. Soñé, un sueño precioso, pero sueño. Imaginé, era todo perfecto, pero fantasía. Si, no es su culpa, él no me ha hecho nada, soy yo. Yo estoy harta de mi forma de ser, de mi forma de querer, de todo en mí. Hasta las narices de volver a mirar atrás y ver lo mismo que ahora. Me tendré que aguantar, porque ahora, ahora es muy tarde. Ahora ya sé todos los pasos de memoria, así que te ahorraré trabajo y me iré yo sola. Perdona por las molestias, y gracias por el momento de luz que me regalaste en mi frío invierno.
-Analía.
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