Tropiezas con la realidad, corres a por tu sueños.

lunes, 14 de mayo de 2012

NACKED

Ella sola, sin ropa que le cubra. Pequeño ser humano insignificante hundido en un mar de dudas. Peces que hoy le nublan la vista. "Dije que hoy no quiero cubrirme la piel" sonreía mirando a los gatos. "Lo dije y aún así él se fue". El compás arrítmico la lleva  a pensar en lo que nace cuando una flor marchita, sus flores amarillas muertas y las blancas empiezan a abrirse. El aire movía su melena corta y su sexo era tocado solo por la brisa húmeda del mar. Su balcón se encontraba con unas olas gigantes con espuma blanca. " Quiero que el mismo infierno me enseñe a tocar el saxofón" cada vez más loca sus aullidos eran lo único que la noche dejaba escuchar. Sus movimientos más y más violentos, su respiración entrecortada y el calor hundido en sus entrañas. "Te di todo lo que pediste y aún así me dejaste aquí". El tren se marchó sin ella, dejando que se ahora en el fin del desierto. " Si la luna querías , la luna tenías. Cobarde, fuimos cobardes jugando a los superhéroes".  El pozo de su alma, el negro de su pelo, ella ya en el suelo  convulsiona de dolor. "Quítame la piel, arráncame todo lo que me une al mundo! Quiero que solo quede mi alma vagando por callejones oscuros".¿ Y si las flores blancas con su fragancia devuelven la cordura a la pobre loca que se retuerce como una cucaracha asquerosa? "Dijiste que los sentimientos no eran buenos pero nunca me enseñaste como separar tu nombre de las aceleraciones de mi corazón". Las luces de navidad quedan ya muy lejanas y parece que a su mente le cuestan borrarlas. Ella desnuda , gimiendo de dolor, ella , desnuda frente al mundo mira la vida con ojos locos. " Cubre mi cuerpo con un manto de orquídeas, son mis flores favoritas." Unos ojos nuevos a los que aferrarse, una mirada que no le deja caer profundamente en el vacío de un espejo difuminado por el odio de las lágrimas.
Él le rozó el corazón, despertó su pasión, hundió su cielo, le llevó al infierno, la dejó con las maletas a medio hacer, loca en el suelo. Otro la recogió, la salvó del abismo, se tiró con ella, le sostuvo la mano, y la soltó a un mundo donde las miradas no se le clavaban como cuchillos. Sus ojos azules, sus ojos verdes, aquellos marrones, esos amarillos. Ojos con piernas, ojos con risa, ojos con corazón. "No le tengo miedo a perder la razón. La perdí por tus huesos, la recuperé por tu boca y la contuve con mi respiración",

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