Tropiezas con la realidad, corres a por tu sueños.

sábado, 30 de junio de 2012

Mesa, venta, pistola y medianoche.

Allí estaba una vez más, allí sentado como siempre. Mi sofá marrón, la casa vacía. Una habitación pequeña compuesta por un sofá que miraba a una ventana, una ventana que miraba al mundo, e insignificante mundo observa a una mesa de pata coja  y esta a su vez tenía posada una pistola gris y fría que apuntaba a un vaso de ginebra que era aprisionado por mi mano, esta dudaba entre el vaso de ginebra o el gatillo de la pistola. 
No había nadie en aquel suicidio colectivo, el mundo demasiado lejos, la habitación muy vacía para una persona con mirada cansada. La ginebra se había acabado y sin embargo, el mundo seguía allí observado por una ventana abierta. Las voces difuminadas, los deseos estancados, la virtud desfigurada. la contaminación de la envidia. El olor a sexo, el sabor a drogas y asfixia en el pecho.
Cada momento de mi vida pasaba ante mis ojos, cada segundo que no valía la pena, todos los errores, todas las penas, algunas alegrías, ella, y sus manos. Una extraña película de domingo tarde.
Con la mano en medio camino, situada en el hueco que había entre el vaso y el arma, con los dedos inquietos y el corazón palpitante mi vida proseguía su curso. Sentado en el sofá, esperando una señal.
La noche se hizo día cuando los hielos se derritieron, esa era la señal. La mano ya estaba en contacto con esa fría empuñadura de metal a punto de cometer el acto más cobarde para alcanzar la libertad máxima. Un último suspiro para contemplar aquello que llamaban vida, una última gota de sudor antes de que fuera demasiado tarde. 
La mano levanta la pistola de la mesa, la pistola se acerca, la boca se abre y la pistola se introduce. Ambas tiemblan de miedo, mano y pistola, dedo sobre gatillo, cabeza sobre el sofá y nadie en aquella desdeñosa habitación. 
Un risa, una lágrima y todo se acaba. Sin embargo, un miedo repentino a manchar aquello de mi sangre me para, eso no me pareció adecuado para los próximos huéspedes.

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