En su cama como siempre, cubierta por mantas calentitas. Una noche de invierno más , con un sueño de lo más extraño. Ella se encontraba rodeada de galletas gigantes. Sí, he dicho galletas gigantes. Unas muy parecidas a las príncipe y recubiertas de chocolate. Se parecían más a unas "double choch". Por si eso fuera poco, estaban recubiertas por leche condensada. Un sueño muy dulce, sí. Las galletas iban hacia ella, a pasos lentos. Ella, desde un rincón, se apoyaba contra la pared. Aún sintiéndose llena se comía todas y cada una de las galletas, hasta que cuando iba a explotar gritó: parad por favor! Un sueño de lo más extraño. Bueno, esa noche ella se durmió con el estómago vacío y con ganas de desayunar.
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