Esas palabras
no son para mi.
Moverme al son de la música.
Sonreír,
cada día,
cada hora,
cada minuto,
cada segundo.
Cantar, gritar, expulsar el mal.
Taconeo, taconeo, taconeo.
Sacudo el pelo.
Me subo la falda.
Sí, no me importa.
Ya no me importa.
Mírenme, señoras y señores.
Damas y caballeros.
Hoy he tenido un sueño, un sueño real.
Demasiado real.
He decidido cambiar el mundo,
yo sola.
¿Que si tengo miedo?
Claro que tengo.
Pero he pisado fuerte,
y con decisión.
Vueltas, vueltas, y más vueltas.
No obstante, sin importancia.
Ahí están,
y giran, y giran y giran.
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