Una mañana cualquiera.
Se levanta una chica cualquiera.
Desayuna en el salón de su casa, mirando por la ventana, a esa estrella brillante que la observa, robándola el sueño y regalándola ilusiones.
Ojalá pudiese volver a esa ciudad tan mágica, que la robó la inocencia sin percatarse siquiera.
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