A veces todo se reduce a una caja.
Caja metálica y circular.
Su frío tacto, su forma regular.
Guardo todo ahí, que no se escape.
Lo que me inmoviliza las piernas,
aquello que no me deja pensar con claridad.
Mi cuerpo desnudo, mis heridas del alma
Que se quede bien escondido, seguro.
Lo que sientes, lo que no sientes.
Eso que nunca vas a poder sentir.
Porque mi corazón es solo un músculo. Minúsculo en este extraño mundo.
Solo soy un ejemplar más de este zoo.
Mírame, estudia mis movimientos, poséeme.
Pero nunca obtendrás esto, mi caja de metal.
Mi alma desnuda, insensible, vulnerable y sólo mía.
Con todo el cariño que no siento,
A.
P.D. : El juego ha sido divertido. Podría serlo aún más, pero no lo olvides es solo un juego. Dame cinco minutos que mi cabeza repose entre tus brazos, deja que me sienta segura. Un rato para abandonarme al puro placer de tus caricias. Llévame, me dejaré guiar.